jueves, 13 de mayo de 2010

Nubes

Las tardes de primavera son algo curioso. Un día está una pacífica tarde de paseo, y al siguiente llueve que parece que ha llegado el fin del mundo. Otras, sin embargo, mezclan cielos de azul brillante con nubes de todas las formas y gamas de grises imaginables. Y el sol, ya bajo, va colándose entre los cúmulos cotoniformes, generando rayos dorados que iluminan la tierra cansada tras un largo día.

Hace un par de veranos me dio por observar las nubes. En Inglaterra, donde estos cielos son lo más normal, llegué a un libro delicioso: The Cloudspotter´s Guide - algo así como la Guía del Observador de Nubes. El subtítulo resume el libro: Ciencia, Historia y la Cultura de las Nubes. Pasé unos cuantos días leyendo sobre cómo predecir el tiempo mirando al cielo, aprendiendo lecciones simplificadas de meteorología, reconociendo los tipos y variedades e nubes, aprendiendo historias de dioses, protagonistas de leyendas y hasta historias reales de pilotos que han atravesado tormentas.

A raíz del libro se creó la página de internet de la Sociedad de Apreciadores de Nubes (The Cloud Appreciation Society), un site precioso donde los fanáticos cuelgan fotos que, por razones científicas o estéticas, llaman la atención.

A través de su galería de fotos he venido a saber que el fenómeno de rayos atravesando las nubes que tuve la suerte de contemplar ayer tarde se denominan Rayos crepusculares sobre nubes del tipo Stratocumulus stratiformis perlucidus
- y no la Virgen de Fátima intentando aparecérseme sin éxito.


1 comentarios:

Indefinida e indefinible dijo...

Tú y yo, muchacha, estamos hechos de nubes...

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