miércoles, 12 de mayo de 2010

Antaños: A cántaros

Gracias a unos Retales a Contraluz ha vuelto esta canción a mi vida.
Desde que la conozco es una canción antigua, popular, y hasta ahora nunca me había preguntado de dónde venía ni de quién era, ni mucho menos lo que significaba. Pero es de esas estrofillas que se tararean instintivamente cuando se habla del tiempo que falta para que suceda algo, o de la feroz lluvia que cae jarros, o un buen día, porque se acuerda uno, sin explicación aparente.

Y ahora me doy cuenta de la profundidad de sus letras, del significado de sus palabras, de la maestría de su autor.

Ha llovido mucho, y sigue lloviendo.



A cántaros

Tú y yo muchacha estamos hechos de nubes
pero ¿quién nos ata?
Dame la mano y vamos a sentarnos
bajo cualquier estatua
que es tiempo de vivir y de soñar y de creer
que tiene que llover
a cántaros.
Estamos amasados con libertad, muchacha,
pero ¿quién nos ata?
Ten tu barro dispuesto, elegido tu sitio
preparada tu marcha.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.
Ellos seguirán dormidos
en sus cuentas corrientes de seguridad.
Planearán vender la vida y la muerte y la paz.
¿Le pongo diez metros, en cómodos plazos, de felicidad?
Pero tú y yo sabemos que hay señales que anuncian
que la siesta se acaba
y que una lluvia fuerte sin bioenzimas, claro,
limpiará nuestra casa.
Hay que doler de la vida hasta creer
que tiene que llover
a cántaros.


Pablo Guerrero, 1972.

1 comentarios:

Indefinida e indefinible dijo...

Es maravillosa.
Descubrir estas canciones tan antiguas y sentirse identificado con el significado es lo que le da a la música el sentido de eternidad que tiene.
Porque sigue teniendo que llover a cántaros.
Me alegro de haberte desempolvado esta canción, ¡gracias por seguirme, peciosa!

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