viernes, 8 de octubre de 2010

Superando la Hora de Poder

Siempre pensé que mi fisionomía me impedía practicar deporte seriamente. De vez en cuando cogía la bici, caminaba con alguna frecuencia y de ciento en viento iba a la piscina, sin nunca llegar verdaderamente a creer que aquello pudiese ser catalogado de deporte.

Pero hace ya casi un año decidí romper el hechizo, y tras mucho sudor y cabezonería, lo conseguí. Empecé a correr. Primero al paso, después al trote (durante bastante tiempo) y algunas veces a puro galope. Hasta hace un par de semanas mi marca máxima era una hora corriendo, que rondaba entre los 3 y 6 km de distancia recorrida.

Hace unos cuantos días supe que tengo ri
tmo cardíaco de deportista de competición: 51 pulsaciones por minuto! Al final parece que voy en serio! Y eso que últimamente no he sido nada regular en la práctica de ejercicio en los últimos tiempos...

Lo cierto es que cuando salgo a correr me siento más optimista, con mayor autoconfianza, y en general más feliz. Por eso, tras unos días de gran estrés y pausa deportiva, decidí volver al ataque. Batí todas mis marcas hasta entonces: corrí 1h15, y recorrí 9 km! La sensación de adrenalina, poderío y fiesta fue TOTAL. Y el lunes pasado decidí repetir la hazaña, con un nuevo récord: 10,3 km en 1h25 minutos! Eso significa que ya soy capaz de correr un cuarto de maratón. Algo inimaginable hace un año!

Tal como en la vida, con la experiencia una se va conociendo mejor, y le va encontrando los trucos para tener algún éxito o al menos no fallar estrepitosamente. Dejo aquí a los potenciales interesados en el mundo de las carreras algunos de mis hallazgos para correr más y mejor:

- Descanso: Haberlo dormido todo. Prohibido intentar correr más de 3 o 4 km si se tiene sueño o cansancio acumulado.
- Desayuno: media hora antes de salir: Adem
ás de hidratos (pan o galletas), sugiero una manzana (por lo visto libera el azúcar paulatinamente y ayuda a mantener el ritmo), y un café. El truco del café es infalible: da un subidón alucinante.
- Música: en este tema ya he pasado por varias fases, y lo que mejor funciona es ponerse algo bien conocido. Seguir las letras ayuda a alejar pensamientos negativos del tipo "qué mal voy". Distrae al cerebro y el corazón hará su trabajo. Cre
o que funciona cualquier ritmo cañero (nada de jazz, clásico, etc.) si conocemos las melodías.
- Recorrido: conocido también. No tiene que ser el mismo siempre (eso lo haría aburrido), pero creo que es mejor conocer los trozos que vamos haciendo, para pensar cosas como "ya he recorrido un tercio del camino". Improvisar en tiempo real ya me ha chafado más de un entrenamiento.
- Pensamientos: tenemos limitaciones físicas, es verdad, pero lo que nos impide de llegar más lejos es sobre todo las limitaciones psicológica
s!

Fase aguafiestas

La mente nos juega malas pasadas, personalmente intento verlas desde fuera como si fuera el jurado en un juego cuyas reglas he creado. Veo a mi cuerpo respondiendo bien, y a mi mente intentando hundirle con argumentos como “te duele esto, te molesta aquello, hace frío, hace calor, hoy no puedes”. En ese momento invoco a esa fuente de inspiración, o la superwoman que admiro, o en la enorme suerte que tengo de poder sentir dolor en las piernas o en el pecho (estoy viva!). Pasada esa fase, entro en ritmo continuo.

Pasada esta fase, básicamente puedo pensar de las siguientes maneras, alternándolas o no:

Contemplación

Observo la realidad que voy atravesando como si fuera un escenario de cine. Veo y observo el conjunto con sus detalles, y lo aprecio tal como es. Reparo en las personas y en cómo pertenecen al aquí y al ahora, los colores, los olores, veo la actividad de los animalillos que se van cruzando, presto atención al suelo que mis pies recorren y al cielo que corona esta experiencia.

Concentración

Me concentro en la música y en mi ritmo. Cuento las respiraciones. Escucho atentamente los instrumentos, las melodías, la complejidad y profundidad de las letras. Siento los pies chocando contra el suelo, el aire entrando en mis pulmones, y el viento que me roza la piel, siento el sudor en la frente, y en cómo los músculos de las piernas se tensan con cada paso. En algunas canciones me marco pequeños sprints en los que corro como si hubiera robado algo, y luego vuelvo al ritmo normal.

Ensoñación

A quién no le gusta soñar despierto? Cuando soñamos despiertos el tiempo vuela, nos concentramos en el sueño y olvidamos momentáneamente lo que estamos haciendo, aunque continuemos haciéndolo bien. El truco está en crear mi propia aventura. Pensar en mi futuro tal como quiero que sea, con detalles, personas, paisajes, conversaciones. Imagino mi futuro y lo detallo en mi mente. También puedo elegir ser otra persona e inventar una historia fantástica. Cuando desatamos la imaginación el tiempo vuela, sobre todo si damos una oportunidad al ego de crear un nuevo o mejor yo. Este método, descubierto involuntariamente, me ha funcionado a las mil maravillas.

Claro que cada persona es un mundo, y cada cuerpo funciona de una manera. Imagino que esto le pasa a más gente y en muchos otros deportes. En cuanto a mí, estos son mis descubrimientos de momento. Seguiré investigando y, claro, compartiendo!

El otoño en los caminos nos espera!

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