domingo, 13 de febrero de 2011

Los placeres y tristezas del trabajo

En estos días inciertos, en que el panorama laboral está de un color gris oscuro, surgen todo tipo de situaciones: hay quien se hunde y no consigue levantar la cabeza, quien lucha pero sólo se lleva palos, hay quien se aprovecha del mal ajeno, quien explota al trabajador en un nuevo modelo de esclavitud, y quien, a disgusto con lo que hace, tiene conciencia de su enorme suerte por poder contar con un sueldo al final del mes.

Pero también es verdad que hemos mitificado el trabajo. Soñamos que existe uno perfecto para cada persona, pero siempre han existido y existirán tareas desagradables que no pueden hacer a nadie feliz. Nos han vendido la idea de que es posible llegar a sentirmos seres completos, con todo lo que se supone que nos realiza, un trabajo estimulante, bien remunerado, que exija de nosotros, pero cuyos resultados se vean a corto o medio plazo, para sentir que pertenecemos efectivamente al puzzle de la sociedad, que contribuimos con una piecita, por pequeña que sea.


Ocho o nueve horas al día es, pensándolo fríamente, muchíismo tiempo. Es como quien dice, casi un tercio de nuestro paso por este mundo. Más nos vale ser felices, sí. Pero la Historia nos enseña que nunca hasta estas últimas décadas existió el mito del trabajador feliz. Es como si la frustración fuese históricamente el status quo del proletariado.


Alain de Botton, mi filósofo favorito, reflexiona en este delicioso libro (Los Placeres y Tristezas del trabajo) sobre la naturaleza del trabajo, su inevitabilidad y los mitos modernos asociados. Visita varios lugares (una fábrica, una plataforma logísitica, un despacho de un asesor de carreras, el lanzamiento de un satélite de comunicaciones...) y analiza los sentimientos y emociones de sus trabajadores, añadiendo su reflexiones personales, profundamente inspiradoras, salpicadas de humor, donde el duro realismo de los ambientes y relaciones se mezcla con un punto de ternura. No se puede decir que se aprenda nada de nuevo, pero Alain es así. Con él, desaprendes.

Este post tiene una intención de automotivación. El trabajo es duro. La realidad profesional es difícil. La situación económica complicada. Pero no nos podemos dejar vencer. Personalmente, tengo a mi amor, a mi familia, a mis amigos, la compañía de mi gato ... y mi literatura...

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