A veces el sueño nos vence, levantarse es un suplicio, vivir fuera de la cama parece un castigo divino.
Parece que todo se rompe, todo se cae, y todo lo que puede ir mal, va mal.
A veces parece que los esfuerzos caen en saco roto.
Y cuesta entender, como dijo un poeta português, que
“tudo vale a pena quando a alma não é pequena”.
(Afortunadamente no son todos los días así, y días como esos nos hacen apreciar el resto, que son la inmensa mayoría).
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